Estaban los dos en una cafetería de la universidad, tomando un café de máquina que pagaron con la junaeb. Hacia frío y aunque estaban abrigados podían sentir el viento helado de un invierno que bufa sus últimos soplidos antes de estornudar su camino hasta el hemisferio norte. O hacia frío.
Ella tomó un nescafé de máquina capuchino vainilla o vainilla sola, y él un mokachino y un pan con palta y queso. Habían dormido poco y la mujer se rascó el ojo derecho con fuerza, después el izquierdo. En el derecho se le cayeron dos pestañas. El hombre, que era muy fijón, tomó las pestañas en un movimiento rápido pero delicado.
—Pide un deseo—tenía una de las pestañas entre el pulgar y el índice de la mano derecha. Ella lo pensó un rato, como 27 segundos, que es harto si hay otra persona mirando fijo.
—¿Arriba o abajo?
—Abajo.
—Abajo ¿vuela o no vuela?
—No vuela—y sopló su pulgar—no voló ¿qué pediste?
—¿Qué te importa? Si te cuento no se hace realidad.
—Eso es una estupidez.
—Este juego es una estupidez, mejor creer en la superstición completa y no andar creyendo a medias.
—Da lo mismo si me contai, si se hace realidad no va a ser gracias a ti.
—Ya bueno. Pedí que se enamore de una mujer buena.
—Pero si tu eris una mujer buena, y él ya está enamorado de ti. Viste que eris tonta.
—Ya a ver, la otra pestaña—todavía tenía la otra pestaña en la mano izquierda—¿arriba o abajo?
—Arriba.
—Ya ¿y vuela?
—No vuela—y sopló de nuevo pero la otra pestaña. No voló.—¿y qué pediste ahora?
—Que dejarai de hacerme preguntas hueonas.
—¿Cómo cual?
—Como esa.
Mes: septiembre 2014
Tip Cosmo #423
Tiéndele una trampa sexy
Dile a tu chico que le compraste un cupón para un masaje de spa, y que ya está agendado. Sorpréndelo con la casualidad de que en realidad no te vas a encontrar con él ahí y que realmente no va a recibir un masaje sino que una consulta psiquiátrica. Mientras el resuelve sus conflictos personales, sal a beber unos cocktails chic con tu amante lesbiana.
Aproximación al conflicto de género
Me vestiría igual siendo hombre o mujer, por lo que mis alternativas serían verme masculina o ser un niño muy femenino. Y soy ambas, pero me tocó un cuerpo mujer, aunque a veces me siento más como un hombre homosexual.
Más por mi cercanía natural con los hombres, habiendo tenido un papá presente y un hermano mayor al que le copiaba todo. Intentaban no pasarme su ropa, pero yo la quería. A mi hermano no le gustaba que me pusiera sus cosas, ni que jugará a ser un caballero del zodiaco con él, porque los dos queríamos ser Seiya. Y nunca me dejó jugar con sus amigos. No sé si por celos con sus amigos o conmigo o con ambos, pero yo tenía tres años y mucha energía.
Hoy en día también me resulta más fácil relacionarme con hombres, porque sé como aproximarme a ellos y responden bien frente a mi. Pero como la primera reacción del hombre heterosexual es jotear, y tengo muy poca paciencia, los mejores amigos resultan ser homosexuales, como que la anulación de la posibilidad de sexo aliviara una tensión heredada.
Con las mujeres hay conflictos que no logro resolver, porque entre nosotras hay una barrera de desconfianza aprendida y me cuesta pertenecer a un grupo de leonas que cuidan juntas a su camada o algo así, me junto con jaurías de lobos gay y leonas solitarias como yo. Admiro a las leonas solitarias, le debo todo a las leonas solitarias, pero no me dejan acompañarlas, porque son solitarias. Y entonces creo que soy más lobo que leona, o un perro chico.