La Burbuja I

Últimamente he pensado mucho en la belleza. Me ha tocado pensar acerca de la belleza, aun no queriéndolo, pero en general sí quiero. No me pregunto “qué es lo bello”, no pretendo responder eso, sería pretencioso de mi parte, aun más pretencioso.

Hay un capítulo de 30 Rock que me sirve para ejemplificar el tema al que quiero referirme, “The Bubble”, el quinceavo episodio de la tercera temporada. Jon Hamm en su personaje como el Dr. Drew Baird es demasiado hermoso para ser posible, y Liz Lemon lo sabe, pero él no.

El episodio comienza cuando Liz Lemon (Tina Fey) se da cuenta que la gente trata a su novio, Drew Baird (Jon Hamm), de forma diferente debido a su buena apariencia. Después de ver a un policía romper una multa para Drew, al diseñador Calvin Klein ofrecerle un trabajo como modelo de ropa interior, Liz saca el tema con su jefe, Jack Donaghy (Alec Baldwin), quien le dice que Drew está en “la burbuja”. Jack le dice a Liz que debería quedarse con Drew y disfrutar de los beneficios de la burbuja, pero Liz comienza a notar que vivir en la burbuja ha provocado que Drew carezca de habilidades esenciales. Después de descubrir que Drew no podía hacer la maniobra Heimlich, a pesar de ser doctor, y que era pésimo jugando tenis, incluso habiendo sido profesor de tenis, Liz decide que tiene que dejar a Drew, y termina su relación.

(Wikipedia)

Drew tampoco sabía hablar alemán en realidad

Sé que vivo en la burbuja hasta cierto punto. No ser fea y arreglarme me ha beneficiado. No ser fea, de acuerdo a los estándares de belleza en los que nos movemos, es un privilegio. Aun cuando en esta sociedad el cuerpo femenino aun se entienda como un objeto y el ser bella profundice la vulnerabilidad frente a la objetivación sexual, se nos enseña de chicas a cuidar nuestra apariencia, que vamos a encontrar alivio frente a nuestra fealdad en la ropa, en los accesorios, en la belleza.

Aun cuando invertimos tanto en ella, no encontramos satisfacción, porque es muy esquiva, y el secreto último de belleza (yo creo) es estar cambiando constantemente. Es en esa sorpresa, -entre una estructura ósea afortunada, las herramientas tecnológicas a tu disposición (ej. maquillaje), y la creatividad-, que habita la belleza.

Pero quisiera profundizar en la teoría que nos plantea Tina Fey, yendo más allá, creo que hay burbujas más densas que otras, compuestas por más de una capa. Ya admití que me han tratado mejor por ser bella (lo soy), pero también lo han hecho por tener plata, por ser universitaria, por hablar inglés ¿son esas otras capas de la burbuja en la que habito? Aunque fuese así, y me acuso a mí misma de tener una burbuja densa, hago el trabajo de auto-conciencia que me permite desempañar un poco las capas que me cubren y mirar para afuera.

No creo que se pueda escapar de las burbujas en las que se habita, son tu contexto y es a partir del que se forma la perspectiva con la que miras las cosas. No le pediría a un hombre que dejara de ser hombre para que entendiera el feminismo, pero basta con preguntarse acerca de sus propios privilegios (ej. nacer hombre biológico) y los beneficios que le trae (ej. una educación orientada a sus capacidades individuales y no a su función reproductiva), para empezar a mirar hacia afuera, hacia donde estamos nosotras.

¿Qué otras capas habita el Dr. Drew Baird? ¿Tina Fey habrá pensado en eso?

Iba a hablar de belleza y terminé hablando de feminismo. Perdón. Mentira, no me importa.

4 comentarios en “La Burbuja I

  1. En general creo que no he optado por explotar mi belleza en todo su potencial, casi siempre porque me da paja afeitarme, perfurmarme y vestirme con mayor preocupación (aunque ello me ha traído uno que otro chasco en el cruel y prejuicioso mundo académico de postgrado).

    Estoy de acuerdo en que no se puede escapar de las burbujas propias, por más abajistas que lo hayan intentado en los alrededores, y es mejor aceptarse e intentar hacerse más consciente de los privilegios propios, para discutirlos y combatirlos, o al menos posicionarse desde la honestidad, creo. Sin embargo, a veces me dan rabia vuestros privilegios de bio-mujeres (no por su despliegue, sino por la imposibilidad mía, como bio-hombre, de llevarlos a cabo con tranquilidad, por más frívolos que puedan parecer), ya que a veces también me gustaría, por ejemplo, usar falda (para combatir el calor debe ser una maravilla) o encontrar ropa entretenida, qué sé yo, zapatos morados (una hueá imposible de adquirir para un «varón», menos en el pueblo que se hace llamar la ciudad de Valdivia).

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s